«La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto la fe»- Carl Sagan.

Hoy voy a ponerme un poco mística, esotérica o como lo quieran llamar y hablaré sobre dos de esos temas que parecen que no tienen ninguna relación entre sí, pero que cuando escudriñamos un poco encontramos que quizás en algún otro tiempo no solo estaban relacionados sino que eran inseparables. Se trata de la astrología y la química, y una de las tantas curiosidades del mundo de la química y que las relaciona a ambas: la mítica Alquimia… ¡Seguro les suena!

En cuanto a la astrología, hoy en día es considerada una pseudociencia de la que se tienen registros desde tiempos muy remotos, tiempos en los que no sólo se miraba al cielo sino que se usaban las matemáticas para calcular movimientos planetarios… Nada de horóscopos de revistas que te dicen que «hoy vas a conocer a alguien» sino mucha ciencia y observación.

Si además leemos un poco sobre su evolución, podemos encontrar nombres muy ilustres ligados a ella y hasta frases tan escandalosas como la atribuida, nada más y nada menos, a uno de los padres de la medicina, Hipócrates, quien llegó a decir: «Un médico sin el conocimiento de la astrología no tiene derecho de llamarse eso». Y como ésta hay otras tantas frases que en mayor o menor medida la defienden (Carl Jung uno de los que más) y le dan su importancia.

La frase de Hipócrates puede que suene a disparate y es totalmente cuestionable, pero lo que sí esta fuera de duda es que así como antes parecían estar más abiertos a lo mágico también existía mucho miedo a lo desconocido.. (y por eso tantas cacerías de «brujas»). Muchos dirán que todo esto ocurría por simple ignorancia, y que se basaban en lo poco que se sabía, pero cuando ves a tantas eminencias que sentaron las bases de muchos conocimientos ya validados hasta por los más escépticos, defendiendo a capa y espada estas «cosas», queda la duda: ¿Y si son ciertas? A día de hoy, la única relación plausible entre astros y química, o digamos que es tomada en serio, es la que estudia la composición química de cuerpos celestes, la astrofísica. También los tiempos han cambiado mucho, y vemos como en la actualidad existen escépticos y creyentes por igual, quizás porque ya no mandan a nadie a la hoguera…

¿La alquimia? ¿La astrología? Historias de antaño, cuentos de vaqueros… Una quedó prácticamente en el olvido y la otra sigue viva  quizás por estar de alguna manera ligada a la psicología, una disciplina hoy en día indispensable entre los océanos de gente que buscan alguna motivación o alguna especie de ayuda para afrontar tanta realidad, por decirlo de alguna forma. A pesar de esto, sigue siendo muy cuestionada, ya que siempre suspende todas las pruebas que se le pueden aplicar para corroborar su veracidad.

Aún así, pregúntenle a cualquier persona, de cualquier parte del mundo, nivel educativo o creencia, qué signo es y no sólo te lo dirá de inmediato, sino que luego «contraatacará» con mucha curiosidad y con las clásicas: –¿Por qué? ¿Qué me puedes decir de MI signo? Hagan el experimento, es bastante gracioso. No sé si lo preguntan por esa vanidad que todos tenemos en mayor o menor medida (muchos dicen que estamos en la era del EGO, pero esa es otra historia), pero la cuestión es que ocurre y hasta con las personas (que dicen ser) más escépticas…

Por otra parte y a grandes rasgos, de la alquimia se sabe que surgió en el siglo III A.C. en la región de Alejandría, que prácticamente desapareció en el siglo XVI y que involucraba tres corrientes: filosofía griega, misticismo oriental y tecnología egipcia. Tenía como principal objetivo obtener la llamada y muy famosa piedra filosofal, capaz de transformar cualquier metal en oro. A pesar de no lograrlo, y esto hay que resaltarlo, la alquimia fue importante porque gracias a ella se lograron importantes avances en, por ejemplo, técnicas de destilación, preparación de jabones blandos (que a diferencia de los duros llevan sales potásicas y son más solubles en agua); el agua regia (una mezcla de HNO₃ y HCl) capaz de disolver el oro, etc.

Se sabe también que cada elemento químico era «gobernado» por algún cuerpo celeste, y por supuesto, nuestro único satélite era clave en todo el asunto… La transmutación buscada requería de 3 pasos, se empezaba por la luna menguante hasta que finalmente con la luna llena se alcanzaba la tan deseada transformación en oro, o la que se suponía se debía alcanzar ya que no hay registros de que se lograra.

Por su naturaleza tan misteriosa y llena de cosas tan inexplicables, la alquimia tal y como estaba planteada, estaba destinada a desaparecer. Durante su práctica muchas veces se invocaban dioses y al ser las reacciones químicas vistas como eventos sobrenaturales, estos alquimistas eran acusados de brujos, siendo muchos de ellos quemados en la hoguera. Otro punto muy en contra fueron los estafadores que te prometían la receta de la piedra filosofal… porque si hay algo que siempre ha estado presente en la historia de la humanidad, más allá de escépticos y creyentes, es la codicia… Desgraciadamente, es así.

En la actualidad, existen los llamados alquimistas del alma y se ha cambiado el oro por ese equilibrio mente/cuerpo tan anhelado por todos. Toda esta búsqueda de balance y autoconocimiento, esta generando cada vez más estudios (algunos dirían que son más bien especulaciones) sobre energías, planetas y demás, todos orientados a estos temas. Por ejemplo, en la Escuela de Estudios Astrológicos, hay uno que me llamó la atención porque se representan configuraciones astrológicas asignando metales a los planetas y no metales O, H, C y N a los elementos fuego, tierra, aire y agua; dando lugar así a reacciones químicas (Inspirado en la alquimia, claro está..). Las asignaciones que se hacen son:

• Au – Oro (El Sol), Ag – Plata (La Luna) Hg- Mercurio (Mercurio), Cu- Cobre (Venus) Fe- Hierro (Marte), Sn- Estaño (Júpiter),  Pb- Plomo (Saturno) U- Uranio (Urano), Zn-Zinc (Neptuno) y S- Azufre (Plutón).
• Fuego (Oxígeno); Tierra (Carbono); Agua (Hidrógeno) y Aire (Nitrógeno). 

Aplicando esto, una combinación por ejemplo sería Marte en un elemento fuego (Aries, Leo, Sagitario) con Plutón en un elemento de Agua (Cáncer, Escorpio, Piscis), lo cual daría lugar a:

2Fe₂O₃ (Marte en signo de fuego) +3SH₄ (Plutón en signo de agua)→ Fe₄S₃+ 6H₂O

El planteamiento sería que la posición de los planetas en los signos «determina la naturaleza de los elementos de los compuestos y las relaciones entre ellos transforman los mismos dando lugar a otros» (Sulfuro férrico más agua en el caso del ejemplo). Todo esto dicen se relaciona con los tránsitos de los planetas por diferentes signos y como consecuencia, se verá reflejado en el organismo de cada uno de nosotros.

Me resulta muy interesante la conexión y la formación de los compuestos para explicar relaciones entre los signos zodiacales, y su influencia sobre nuestra psique y hasta sobre los eventos que ocurren, pero…  ¿no se estará buscando, como dice el dicho, la quinta pata al gato? Aún así, como aficionada a los temas que escapan un poco la lógica, pienso que algo puede haber en esto.. ¿El qué? Exactamente no lo sé, pero siempre me ha parecido muy curioso como hasta el más erudito puede caer bajo el hechizo astrológico… ¿Simple fascinación? ¿Fe? O… ¿Una cuestión de química? (Tenía que decirlo, no me pude contener)

Cierro este mi esotérico post de hoy, con más preguntas que respuestas y de la misma forma como lo empecé, con Carl Sagan. Otra gran cita con una idea tan bonita como cierta, y muy de frase de autoayuda también… ¡como pocas!

Mis pequeñas recomendaciones sobre estos temas esotéricos (y otros no tanto), son libros básicos y casi indispensables para ver un poco de que van estos temas del cosmos, la astrología y su conexión con la psicología y por supuesto la química:

Alquimia: https://amzn.to/2V2sZqa

Lo más mítico de Carl Sagan: https://amzn.to/2V1oSLc

El gran Carl Jung: https://amzn.to/2YPxoy3

Astrología básica: https://amzn.to/3hMj2XA

Y ya no los aburro con libros ni historias místico/esotéricas… jajaja Sólo me resta decir: Estamos hechos de polvo de estrellas, no lo olviden.

Gracias por leerme y… ¡hasta la próxima!