«Los monstruos no duermen bajo tu cama. Ellos viven en tu cabeza en forma de prejuicios o creencias» – Anónimo.
No, el título no es de la letra de una canción de rap jajaj La rima ha salido por accidente, y así se queda… Y es que este año (terrorífico por cierto) no se me escapa dedicarle un post a Halloween en mi queridísimo blog en dónde todo de alguna forma gira en torno a la Química.
Hoy los protas son unos personajes típicos de la llamada noche de brujas: las brujas, por supuesto, un hombre lobo “moderno”, vampiros, zombies y, como podrán imaginar, la relación de todos con la química.
Un poquito de historia para empezar.
Halloween es una festividad que tiene su origen en Samhain (“final del verano”) momento cuando los antiguos pueblos celtas realizaban una gran ceremonia para conmemorar “el final de la cosecha” y despedir a Lugh, el dios del Sol. Esta festividad marcaba el momento en que los días se iban haciendo más cortos y las noches más largas; y representaba un momento en el que se creía que los espíritus de los muertos regresaban a visitar a los vivos.

Calabaza arcoíris y sí, terrorífica también 😉
La costumbre era dejar comida y dulces afuera de las casas como ofrenda, y encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y el descanso junto a Lugh. Con el tiempo, esta fiesta pagana se cristianizó, y comenzó a llamarse “La Víspera de Todos los Santos”, “All Hallow´s Eve” en inglés, naciendo de ahí la palabra “Halloween”.
Las brujas: las primeras e incomprendidas mujeres de la ciencia.
Nosotras las que tenemos que ver con el mundo de la química o la ciencia en general, en otros tiempos seríamos con toda seguridad acusadas de brujas y es que durante siglos, innumerables mujeres fueron científicas (en especial químicas y médicos) sin título, excluídas de la ciencia oficial, execradas y temidas por el resto de la sociedad que las veía como unos auténticos (y peligrosos) bichos raros. Uno de estos «bichos raros» fue María la Hebrea (Siglo I y II aprox., Alejandría), mujer a la que se atribuye la invención del archiconocido Baño de María, y que fue igualmente responsable de las bases de lo que se conocería como alquimia (la precursora de la química moderna) además de la inventora de aparatos de laboratorio para la destilación y la sublimación.

María la hebrea y la pionera.
Otra “bruja” fue Hipatia, la primera mujer científica cuya vida está bien documentada. Vivió aproximadamente entre el año 370-416 de nuestra era también en Alejandría, Egipto. Fue una filósofa y maestra que destacó en los campos de las matemáticas y la astronomía, y como pasó con muchas mujeres de estas características, fue asesinada, dando con esto inicio a la época del oscurantismo…
Por fortuna, cada día se revelan más y más evidencias de cómo estas “brujas” constituyeron parte del preámbulo de la comunidad científica tal y como la conocemos hoy en día, siendo además muchas de estas sabias mujeres pioneras de la química primitiva que dio origen a la química actual que tanto aporta a la sociedad.

La gran Hipatia.
Pero, ¿y qué hay del mito aquel que dice que podían volar? Pues esto fue todo un tema en su época, un misterio, hasta que aproximadamente en 1451, en tiempos de los Reyes Católicos, don Alfonso de Torado, obispo de Ávila, sugirió que los vuelos y cambios de forma de las brujas no eran sobrenaturales, ni obedecían a pactos con el demonio, no… Eran los efectos de los brebajes que las brujas preparaban y consumían. Entre los numerosos ingredientes que empleaban se encontraban, la mandrágora, el beleño negro y el Acónito. De este último se extrae la aconitina, una sustancia que se absorbe muy bien a través de la piel, y que puede causar alucinaciones y taquicardia. También se tenían la atropina, la escopolamina y la hiosciamina. Los tres compuestos provocan dilatación de las pupilas, pérdida de coordinación, sequedad de boca y otros efectos como euforia, convulsiones o alucinaciones visuales y auditivas. Por esto, no es de extrañar que algunos alucinaban con verlas “volar” (o más bien las veían en trance) y las otras quizás con estar volando…

Otro clásico del mundo “brujil” son los sapos y se sabe que muchas de estas mujeres los tenían de mascota. Y no es que los animalitos tuvieran poderes sobrenaturales, no, sino que como descubrió en 1920 el farmacólogo alemán Handovsky, los sapos tienen en su piel, sangre y veneno, una sustancia alcaloide llamada Bufetina, la cual adivinen… sí, tiene propiedades alucinógenas y al igual que la Aconitina se administra por vía cutánea.
Hombres lobo de… farmacia y por error.
No iba a hablar del hombre lobo, pero recordé un caso que leí el año pasado que mucho tuvo de química. Más allá del mito del hombre que cada luna llena se convierte en un licántropo, se sabe que existe de hecho un síndrome del hombre lobo, y que como todo en nuestro organismo tiene que ver con genética y por supuesto con química. El caso del que les hablo fue todo un escándalo y ocurrió en España en el año 2019. Resulta que por un error de envasado se comercializó Minoxidil, un potente vasodilator usado contra la alopecia, como Omeprazol, un jarabe para el reflujo gástrico, causando un brote de este síndrome también conocido como Hipertricosis en una veintena de bebés. ¡De terror! Y nada tuvo que ver con Halloween sino con un grave error por parte de la farmacéutica Farma Química Sur. Lean en este enlace que les dejo más de esta historia y alucinen como lo hice yo la primera vez que la leí.
Vampiros reales…
El archiconocido Drácula, quien no lo conoce. Inspirado en un antiguo conde rumano (o eso se dice), algunas de las características que se atribuyen a los vampiros (obviamente no las exageradas que todos sabemos) están inspiradas en una misteriosa enfermedad que afecta a algunos seres humanos: la porfiria, una muy curiosa enfermedad de la sangre.

Las porfirinas son un grupo de compuestos químicos que se caracterizan por la presencia de un anillo heterocíclico plano (tetrapirrol), con un hueco interior en el que se puede llegar a situar un ión metálico. Cuando en el hueco se sitúa un ion Fe (II) dan lugar al grupo hemo, componente de la hemoglobina. Cuando se trata de un ión Mg (II) da lugar a la clorofila. Vía http://rincondelaciencia.educa.madrid.org.
En la porfiria, unos compuestos químicos denominados porfirinas se acumulan en la piel, los huesos y los dientes. Algunas de estas porfirinas sufren una reacción química por acción de la luz, lo que da lugar a nuevos compuestos que destruyen los tejidos cercanos y, como consecuencia, la piel se recubre de ampollas y los huesos se corroen. En fases avanzadas, puede llegar a provocar muy desagradables mutilaciones y deformaciones en orejas, nariz, labios, encías descarnadas, etc. En el proceso también se produce una fuerte anemia, lo que provoca una gran debilidad y una palidez propia de estos seres de la noche sedientos de sangre.

Quizás mi película de vampiros favorita! Sirva el post de excusa para poner una imagen de esta maravilla de peli y enhorabuena a quien hizo el casting, inmejorable.
Lo de los crucifijos es exagerado sí, pero y el tema de los ajos? Pues resulta que los ajos contienen sustancias químicas que pueden provocar que el efecto de la luz se haga más intenso y se agrave la enfermedad. Existen varios tipos de porfirias con diferentes efectos: psíquicos, cutáneos, hepáticos, etc. La variedad que aquí se describe se corresponde con la porfiria eritropoyética congénita, y es la que da lugar a los vampiros de la vida real.
¡Los zombies sí existen!
No solo existe un llamado síndrome de Cotard, un trastorno que obliga a una persona a creer que esta muerta, sino también medios a través de los cuales se puede llegar a este estado de “muerto viviente”. Se sabe de un polvo, muy usado en ceremonias en Haití el cual en esencia bloquea las terminaciones nerviosas. Se le denomina polvo zombie y en él se encuentran varios neurotóxicos como la tetradotoxina, datura metel, datura stramonium y mucuna pruriens.

Cuidado con el pez globo, te convierte en zombie…
El primero de ellos, la tetradotoxina, se encuentra en algunas especies de pez globo, y es un potente bloqueador de la actividad nerviosa e incluso administrado en muy pequeñas dosis, puede provocar un estado de catalepsia, es decir, una muerte simulada. Los otros dos componentes (datura metel y datura stramonium) son plantas que tienen un efecto alucinógeno y provocan amnesia, y por último la Mucuna pruriens es un planta alucinógena también que además puede provocar una psicosis temporal. Imagínense ustedes todos estos tóxicos juntos! Como para no dejar a alguien “zombie”. De terror.
Existen también otros casos de zombies en el reino animal como la caquexia crónica, o «enfermedad del ciervo zombie», que suele afectar a ciervos y alces. Ya ven, los zombies sí existen, y no están tan alejados de lo que vemos en The Walking Dead ni los de la Corporación Umbrella. 😉

¿El lema de este año?
Y… Hasta aquí este particular recorrido de curiosidades químicas relacionadas con el día de brujas. Como reflexión final, aprovechen estas fiestas como puedan para intentar desconectar un rato, aunque sea, de los tan espeluznantes acontecimientos actuales y por qué no, déjense llevar un poco por su niño interior. Eso sí siempre con cuidado y siguiendo todas las normativas de esta nueva y dura realidad que nos tocó vivir. Así que truco o trato, gracias por leerme y… hasta la próxima!
