Un paisaje marciano y… ¿Un vistazo al futuro?

«La mejor manera de predecir el futuro es creándolo» – Peter Drucker.

Menudo par de años… Desde el 2020, esto es un no parar de «momentos históricos»… Pandemia, Filomena, volcán, restricciones por doquier, las omnipresentes guerras (siempre hay alguna nueva, por desgracia), y de repente, como si de las plagas de Egipto se tratara, los cielos se tiñeron de rojo, las calles amanecían llenas de arena y estábamos ante un evento quizás sin precedentes.

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Entre la gasolina a precio de diamante y la calima, más que Madrid aquí tenemos a Mad(rid)Max (mal chiste lo sabemos) Lo bueno es que el panorama mejorará bastante con las lluvias. ¿La gasolina? Igual de cara, ya les hablaremos de eso más adelante.

Hablamos de la calima, un fenómeno que si bien es bastante común verlo en el sur de España, es muy extraño encontrarlo en los lugares en los que se ha visto esta semana. La responsable ha sido la borrasca Celia, la cual ha provocado el ascenso de una, más que considerable, masa de polvo sahariano que se ha acabado situando en capas bajas de la troposfera (por debajo de los cuatro kms) y en una concentración muy alta. Al llegar a la Península ha caído por gravedad en un fenómeno denominado “deposición seca”, dando lugar a ese paisaje marciano post apocalíptico que ya hemos visto en tantas películas.

Y es que ver Madrid y el norte de España convertidos en una especie de Mad Max ibérico, es una de esas cosas que te hace pensar en como una vez más la realidad supera a la ficción.

Así que mientras esperamos a los extraterrestres (aunque se dice que ya están entre nosotros, jajaja) hoy les contamos un poco acerca de la química de este fenómeno “del desierto»,  para así dejar constancia de este “nuevo momento histórico” que nos ha tocado vivir, momento en el que mi querida España hasta se llegó a convertir en el “país más contaminado del mundo” superando incluso a India y China, países famosos por destacar en estos nefastos rankings.

Mucho más que arena…

En principio, la calima es polvo (óxido de aluminio y sílice , arcilla, yeso, calcita y otros minerales) y arena en suspensión, pero solo en principio, ya que a eso hay que añadir todos los contaminantes procedentes de las industrias ubicadas, en este caso, al norte de África (de donde proviene la arena), en especial Marruecos y Argelia; así como también hongos, bacterias, y otros contaminantes que el viento va arrastrando a su paso por otras ciudades.

Otro aspecto a tener en cuenta es el tamaño de las partículas, ya que cuando estas miden menos de 10 micras (0,01 microgramos), entran directo al sistema respiratorio y, por tanto, mientras más nos expongamos a ellas, pues peor.

Cabe destacar también que el funcionamiento de los coches se puede ver afectado, ya que este polvo obstruye los filtros de motor y de habitáculo, los cuales desempeñan un papel fundamental para preservar tanto el buen desempeño del motor como la buena calidad del aire que respiramos dentro del vehículo. La calima hará que estos filtros funcionen con un «sobreesfuerzo» que acortará su vida útil.

¿Qué determina la calidad del aire?

En líneas generales, la calidad del aire se mide por las partículas con un diámetro de 10 micras (PM10) que hay en suspensión. En cuanto a valores máximos considerados como no perjudiciales, la OMS habla de un nivel máximo aceptable de (45- 50) µg de partículas por cada metro cúbico. Este post apocalíptico episodio que vivimos esta semana se estima que dejará unos 500 µg /m3 , es decir, solo unas diez veces más del máximo aceptable. Casi nada…

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La tabla AQI (Air Quality Index) para dar valores y color a la calidad del aire.

Sin embargo, Meteored ha registrado concentraciones de partículas inferiores a los 10 micrómetros (PM10) cercanas a los 1000 microgramos por metro cúbico (µg/m3), esto en ciudades como Madrid, Ávila, Salamanca y Segovia. Decir también que para el momento en el que escribimos esto, los valores han mejorado considerablemente, y España ya no es el país más contaminado del mundo, tal y como se muestra a continuación…

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Ranking de los países y ciudades españolas más contaminados para el día Jueves 17 de Marzo entre las  7 y 8 AM hora España. Estos valores van cambiando a lo largo del día. Fuente: aqicn.org

Un lado positivo, con algunas «pegas»…

Si bien por una parte la calima es contaminante y puede afectar nuestra salud, tiene también un aspecto positivo, ya que se trata de un buen fertilizante. El hierro y el fósforo que lleva este polvo, es una fuente de micronutrientes, tanto para los bosques como para el mar. Por un lado se aportan fosfatos que fertilizan el suelo, y por otro el fitoplacton. En este último caso aporta dos grandes beneficios: absorbe el dióxido de carbono y da abundante alimento a los bancos peces. Pero… hay que mencionar también lo perjuducial que puede ser una gran concentración de polvo, el cual también contribuye a aumentar la erosión y a la pérdida de rendimiento de los cultivos.

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El amazonas, un gran lado positivo de la calima. Es bien sabido que el polvo de Sahara nutre este enorme pulmón y maravilla vegetal.

Cambio climático: «no hay mal que dure cien años…» ¿o sí?

A pesar de que para el momento en que escribimos esto las cosas están «más normales», tal parece que ésta no será la última vez que veremos una calima de esta magnitud. Según un estudio publicado por la Universidad Complutense de Madrid el año pasado, la llegada a la Península Ibérica de estos -flujos del desierto- “se ha incrementado un 400% en los últimos 5000 años.» Si bien no se puede relacionar directamente estos episodios excepcionales de calima con el calentamiento global, lo que sí se puede decir es que lo visto estos días nos puede estar mostrando como luciría nuestro futuro, un futuro en el que estos eventos serían más intensos y frecuentes.

Se sabe además que el polvo exportado por el Sahara desempeña un rol fundamental en la regulación del clima global, por lo tanto, el aumento de este flujo estaría entonces relacionado con el cambio climático y nos estaría señalando en qué dirección se esta desarrollando esta variación… ¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que en un futuro la tierra se parecerá mucho a Marte?

Preguntas aparte, lo cierto es que nada se puede afirmar al cien por cien, y si hay alguna frase que parece que describe mejor la realidad, es aquella del novelista, Steven Erikson: «El futuro sólo promete una cosa: sorpresas». Ibamos a empezar la publicación de hoy con esa cita pero nos pareció demasiado catastrofista a la par de cierta (lamentablemente). Preferimos por ello la frase del consultor y profesor de negocios, Peter Drucker, y así resaltar que no hay que dar todo por perdido, que hay aún muchas acciones que nos pueden ayudar a tener un mejor presente, construir un futuro más prometedor o al menos verlo con más optimismo. Esto último nunca esta demás.

Y con estas pequeñas reflexiones y apocalípticas preguntas (jajaja) cerramos la publicación de hoy. Esperamos que les haya gustado y que les sea de alguna utilidad. Como siempre, muchas gracias por estar allí, y ya saben, manténganse siempre sanos y positivos, y… ¡hasta la próxima!

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