Cinco curiosidades que conectan a Queen y Freddie Mercury con el mundo de química.

“No seré una estrella de rock. Seré una leyenda.” – Freddie Mercury.

Hoy quiero compartir una publicación extra y muy especial que llega justo a tiempo para el aniversario del nacimiento de Freddie Mercury. Si bien es cierto que solemos recordarlo por su voz, su estilo único y su energía en el escenario, hay un lado menos conocido que lo vincula con el mundo de la ciencia, y en especial la química.

La química de Queen y Freddie.

A continuación, cinco curiosidades sobre Freddie y Queen que demuestran que la magia de su legado también puede entenderse desde la ciencia.

1. Mercury: el nombre y la química de un elemento único.

El apellido artístico “Mercury”, no solo suena imponente sino que coincide con el elemento químico mercurio (Hg). Este metal es muy especial puesto que es el único que permanece líquido a temperatura ambiente, siendo además brillante, cambiante y conductor eléctrico, características que recuerdan la versatilidad y magnetismo del mismísimo Freddie.

Pero también esta el lado oscuro: el mercurio es tóxico y difícil de manejar, lo que lo hace fascinante a la par de peligroso. Este contraste refleja la vida de Mr. Mercury, marcada por excesos y vulnerabilidades que convivieron con su genialidad.

En la alquimia, las serpientes enroscadas representan las dos fuerzas opuestas, azufre y mercurio, cuya unión es clave para la transformación y la «obra alquímica».

En la alquimia, el mercurio simbolizaba la transformación y la unión de los opuestos, lo volátil y lo fijo, lo luminoso y lo sombrío. Una metáfora perfecta para un artista que supo reinventarse, brillar en todas sus facetas y dejar una huella imborrable, incluso en medio de sus contradicciones.

2. Productos alimenticios inspirados en Queen y Freddie Mercury.

*Bohemian Rapsberry (Ben & Jerry´s): helado sin lácteos de vainilla, con trocitos de brownie y salsa de frambuesa, homenaje a la archiconocida Rapsodia Bohemia, cuyos beneficios apoyan el Mercury Phoenix Trust, una organización benéfica que lucha contra el VIH/SIDA.

*Killer Queen Vodka: vodka Premium lanzado en 2014, destilado 7 veces y filtrado con carbón de abedul.

Vodka de la «reina asesina».

*Vino de Queen (en desarrollo): Brian May y Roger Taylor registraron la marca para lanzar vinos oficiales de la banda.

*Malteadas del Hard Rock Café: ediciones especiales en honor a Freddie, en asociación también con el Mercury Phoenix Trust.

3. La voz de Freddie y la bioquímica del vibrato.

Un estudio científico publicado en 2016 por investigadores austríacos y suecos analizó la voz de Freddie y descubrió que su vibrato tenía una frecuencia más rápida de lo normal (7 Hz frente a los 5,4 Hz de promedio). Esto debido a la bioquímica de sus músculos laríngeos, los cuales dependen de señales nerviosas y sustancias químicas como el calcio y la acetilcolina para contraerse y relajarse a una gran velocidad. Esa coordinación neuromuscular excepcional le permitía generar microvariaciones únicas en el tono. En pocas palabras, la ciencia confirmó lo que ya intuíamos: su voz era, efectivamente, muy especial.

La frecuencia promedio de la voz de Freddie Mercury era de 117.3 Hz, lo que se consideraba casi inigualable y era una de las claves de su voz única. 

4. La «química» del sonido de Queen.

Canciones como Bohemian Rhapsody y We Will Rock You son ejemplos de cómo la música de Queen se acerca a la ciencia. La primera fue un experimento sonoro con más de 180 pistas vocales superpuestas, comparable con una reacción química compleja donde distintas moléculas se combinan para formar un nuevo compuesto.

La segunda, construida con palmas y pisadas, se basó en la acústica y la vibración de los materiales: el eco del suelo y las paredes del estudio amplificado hasta simular un estadio. En ambos casos, Queen jugaba con ondas y frecuencias como si fueran partículas en movimiento, demostrando que la música también puede entenderse como química pura.

5. La química de la felicidad: de Don’t Stop Me Now al poder en el escenario.

Según un estudio del neurocientífico Jacob Jolij, Don’t Stop Me Now es la canción más alegre del mundo, gracias a dos claves musicales: su ritmo rápido (150 BPM o beats por minuto), que acelera el pulso como cuando estamos emocionados, y su tonalidad en modo mayor, asociada a sonidos brillantes y optimistas.

Queen en el legendario show Live Aid (1985).

Pero Queen no solo transmitía felicidad en el estudio. En sus conciertos, esa energía se convertía en una reacción en cadena neuroquímica: endorfinas, dopamina y adrenalina se liberaban tanto en el público como en la banda. Freddie Mercury era el catalizador de esa química colectiva, capaz de transformar a miles de personas en un solo gran coro.

¡Una maravilla! Como me hubiera gustado haber nacido mucho antes y poder asistir a, aunque sea, uno de sus conciertos. Si verlo en video emociona, no me puedo imaginar la experiencia en vivo, seguro era algo de otro mundo.

Y así con esta sensación agridulce termino este pequeño recorrido Queenero del día de hoy, espero que lo hayan disfrutado tanto como yo.

Sin más que añadir, gracias por leerme y… ¡hasta la próxima!

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