Igualdad cervecera: desmontando estereotipos.

“Denme una mujer que ame la cerveza y conquistaré el mundo”– Kaiser Wilhelm.

A propósito del día internacional de la mujer, hoy hablaremos de una de las bebidas más consumidas del mundo, ese “elixir” tan popular y querido por todos (o casi todos): La cerveza, y todo lo relativo a su (muy femenina) historia y origen, que se remonta a “apenas” 7 mil años atrás.

¿Es la cerveza es algo netamente masculino?

Para nadie es un secreto que antes las mujeres tenían más un rol doméstico, el cual les permitió crear infinidad de recetas que pasaron de madres a hijas por generaciones… Entre ellas la de la tan querida cerveza. Ya ven que todo tiene sus ventajas 😉

Civilizaciones “cerveceras”.

Existen registros de como hacia el año 2000 AC en Sumeria (Irán hoy en día), las mujeres elaboraban cerveza de todo tipo y con muy distintos fines que iban desde animar a los constructores de dicha civilización hasta rituales de sacrificio. De hecho, tenían su diosa de la cerveza, Ninkasi, “reina del lago sagrado” y de la que se ha encontrado hasta un poema donde además se detalla una receta cervecera, la cual fue llevada a la realidad “algún tiempo después” por la estadounidense Anchor Brewing Company, quienes dieron vida a la, cómo no, Ninkasi Beer.

En Egipto era parte fundamental, de hecho, estaba presente en la vida de los egipcios desde el mismo comienzo ya que se usaba para aliviar los dolores del parto a la futura madre. La bebían todos: desde el esclavo hasta el Faraón, y era preparada por las mujeres en un área especial destinada para tal fin y bajo una estricta supervisión. Era tan estimada, que hasta los salarios se pagaban, en parte, con ella, y fue tan buena que durante el período helenístico egipcio, su popularidad se extendió por el mediterráneo.

La sociedad vikinga por su parte (y no es de extrañar), también contaba con mujeres que producían su cerveza, sólo que usaban ingredientes más “exóticos” como el enebro, beleño, cicuta y el cornezuelo. Las encargadas de elaborarlas tenían un lugar muy especial dentro de la sociedad vikinga, eran consideradas sacerdotisas y, además, crearon el concepto de Bragg, el poder ver el futuro estando bajo el influjo cervecero. ¿Se imaginan ustedes lo que era tomarse una de esas cervezas? Alucinante, como mínimo…

poster,840x830,f8f8f8-pad,1000x1000,f8f8f8.u3

Sahti, una receta vikinga «más normalita» de origen finlandés. Skål!

Un paso hacia adelante.

Y fue en el siglo XI cuando la cerveza experimentó un gran cambio, gracias a otra mujer, Hildegard von Bingen, quién introdujo el uso de lúpulo para preservar el líquido y dar amargor, transformando con esto la elaboración de la bebida y convirtiéndola en el “elixir de los dioses” que conocemos hoy en día. No es de extrañar que junto a Ninkasi, von Bingen sea también considerada otra diosa, o mejor dicho, una santa patrona de la cerveza.

IMG_4423

Pequeño «altar» casero con AC/DC, el Real Madrid y la Santa Patrona…

Cabe destacar también que por aquel entonces la producción seguía controlada por mujeres, conocidas como alewives o brewsters, las cuales estaban muy, muy vigiladas… y es que a la mínima sospecha de adulteración o falla en la calidad, éstas corrían el riesgo de ser cruelmente castigadas y condenadas a ser arrasadas en el infierno por demonios… Y sí, a pesar de tener tan loable labor, estas cerveceras formaron parte de esas mujeres tan perseguidas y criminalizadas, y más allá de eso, fueron también el origen de la imagen de bruja arquetípica: sombrero puntiagudo, caldero, escoba y gatos… El sombrero, era una especie de marketing medieval, ya que éste era un distintivo de clase y elegancia: mientras más alto fuera, más clientes atraería (o “hechizaría”) y mejor su producto vendería…

motherlouse

Mother Louise, la mítica «bruja» cervecera.

La escoba se colocaba en la entrada de la casa como señal de que allí se elaboraba cerveza casera de gran calidad; el caldero era donde se hervían el mosto y mezclaban sus ingredientes, y por último, pero no menos importante, nuestros queridísimos mininos, los cuales eran muy apreciados por estas mujeres debido a que combatían las plagas de ratas y ratones, principales destructores de granos y propagadores de enfermedades.

Dos pasos hacia atrás.

Esta asociación entre mujeres y cerveza fue destruída por la iglesia católica, ya que otro de los símbolos que usaban las cerveceras, como talismán, era la estrella de David con sus 6 puntas las cuales, se dice, representaban los 6 ingredientes claves: lúpulo, granos, malta, levadura, agua y, por supuesto, a la mujer cervecera. Esta alusión al judaísmo fue la excusa perfecta para que la Iglesia aprovechara la creciente ola de antisemitismo del siglo XV (que vería la cúspide con la Inquisición de los Reyes Católicos) para hacerse con un negocio lucrativo y de paso eliminar la influencia de las mujeres.

Así fue como se afianzó el concepto de la bruja que preparaba pociones maléficas en casa… Y es que el hecho de que la mujer tuviera tal control de la producción de tan rentable “pócima” no debió gustar a muchos quienes se dieron a la tarea de ir haciéndolas a un lado hasta convertir al mundo cervecero en uno eminentemente masculino. Era muy común ver producción de cerveza en monasterios, y consumo en reuniones masculinas, todo esto mientras la cacería de «brujas» llegaba a niveles nada religiosos…

estrella-cervezas-estrella-loopulo-05

El origen de la estrella que siempre vemos en tantas marcas de cerveza…

Otra tontería más, fue la vista en la ciudad de Chester hacia el año 1540, cuando se prohibió hacer cerveza a toda mujer con edades entre 14 y 40 años (“casualmente” el margen de fertilidad femenino…). Tal parece que allí tenían muy claro que las mujeres debían dejarse de experimentos y hacer “lo suyo”: concentrarse en la maternidad. Nos reservamos los comentarios al respecto…

El Nuevo Mundo.

Hacia el siglo XVIII los colonos que se asentaron en América construyeron sus propias fábricas de cerveza en casa y de nuevo, fueron las mujeres las responsables de la elaboración de cerveza para uso doméstico, usando trigo como principal ingrediente. Destacaron Martha Jefferson, esposa del que fuera presidente de los EEUU, y mujeres apaches quienes también elaboraban sus propias cervezas que usaban en diferentes rituales. Mientras tanto, en las grandes ciudades eran los hombres quienes se hacían cargo de los negocios cerveceros.

Luego, el descubrimiento de la levadura en 1857 por parte de Pasteur, los nuevos métodos de refrigeración, el desarrollo de envases más baratos, de mejores maquinarias y medios de trasporte, permitieron extender aún más el imperio cervecero, un imperio del que, también hay que decirlo, las mujeres seguían estando muy alejadas. Pero esto no sería así por siempre.

Recuperando protagonismo.

Fue a raíz de la famosa Ley Seca en USA (1920-1933) que la elaboración de cerveza (ilegal) vuelve de nuevo a manos de las mujeres, y aunque la ley posteriormente se abolió, la fabricación para el autoconsumo siguió prohibida hasta los años 70.

Por aquel entonces, la imagen de la mujer tenía un rol publicitario, y se consolidó la idea de la cerveza como una bebida exclusivamente masculina. Luego con la abolición de la segunda ley fueron apareciendo pequeños fabricantes, pero no fue hasta nuestro presente siglo que se empezó a notar presencia femenina en la producción cervecera y no sólo (porque se sigue viendo) como una cara y cuerpo bonitos, ideales para unos anuncios en la televisión o en las revistas.

Presente y futuro…

Por desgracia hoy en día seguimos teniendo ciertos estereotipos absurdos, y tenemos como muchos piensan que una mujer que bebe cerveza es algo “vulgar e inapropiado”, idea ciertamente muy graciosa (por no decir otra cosa), sobre todo cuando sabemos gracias a quienes hoy todos podemos disfrutar de una rica cerveza del tipo que queramos y en cualquier parte del mundo.

Mundo cervecero…

Por otra parte, cabe destacar que hay cada vez más maestras cerveceras, entre las que tenemos, por citar algunos ejemplos, a Sara Barton y Emma Gilleland en Inglaterra, Jill Vaughn y la Hermana Doris Engelhard en la Abadía de Mallersdorf, y Apiwe Nxusani-Mawela en África, quién por cierto es una de sólo seis mujeres que es dueña absoluta de una cervecería comercial en ese continente.

Existe además la Pink Boots Society, una fundación sin ánimo de lucro que busca promover la cultura de la cerveza y el papel de la mujer en este sector, organizando para ello una red de trabajadoras y/o empresarias que buscan tener ese papel protagónico que les fue quitado y negado por tantos años. Es decir, todo parece indicar que en cuanto a este mundillo cervecero, finalmente vamos por buen camino.

Apiwe y su cerveza, rompiendo paradigmas…

Como mensaje final, decir que desde Cuestión de Química celebramos este tipo de iniciativas, que estamos totalmente en contra de ideologías y estereotipos absurdos, y que, definitivamente, no se puede reivindicar nada generando más odio y división. Confiamos además, en que hay muchas maneras de hacer honor a la mujeres, que nada tienen que ver con consignas o manifestaciones fuera de lugar que no benefician a nadie, y menos ahora en estos tiempos tan difíciles para todos.

Así que feliz día de la mujer, sí, pero también feliz día a los hombres, a quienes además invitamos a que tomen esta fecha como excusa para decirles a las mujeres de sus vidas lo mucho que las aprecian, y que no se olviden de ustedes el próximo 19 de Noviembre (el Día Internacional del Hombre) para que ellas hagan lo mismo. 😉

Tomemos las lecciones del pasado, miremos juntos hacia el futuro y, por qué no, vaya desde aquí un brindis virtual por todos y por tiempos mejores.

Como siempre, muchas gracias por estar allí, y… ¡Hasta la próxima!

2 comentarios en “Igualdad cervecera: desmontando estereotipos.

Replica a Armando Cancelar la respuesta