“Un grano de arena es un desierto, y un desierto es un grano de arena”- Khalil Gibran.
La contaminación por plásticos ya no se queda en los océanos: también llega a lo que bebes cada día. Investigaciones muy recientes (de este mismo año) revelaron que bebidas como el agua, el té, el café, jugos y hasta refrescos contienen microplásticos que ingerimos sin darnos cuenta.
Lo más inquietante es que no siempre provienen de las botellas plásticas. Envases que parecían más seguros, como el vidrio con tapas metálicas, también esconden riesgos inesperados. A continuación veremos en qué se basan estas afirmaciones, qué riesgos reales implican para la salud, y sobre todo, que puedes hacer en tu día a día para reducir la exposición a este enemigo invisible.
